lunes, 14 de noviembre de 2011

Tratar de saber




Por alguna razón, que debe ser alguna especie de subproducto de la perfección, podemos constatar demasiado a menudo esa sensación de que está todo mal, que las cosas deberían estar mejor y de que nosotros mismos no cuadramos con el resto de "descuadres".

Así y todo, la mayoría, no tiene tiempo de prestarle demasiada atención al "por qué" de su vida. Hay cosas más importantes, parece, que saber para qué se hacen las cosas y de, contestarse la pregunta más terrible, la que hasta da miedo hacerse: ¿Soy yo verdaderamente yo, o soy otra entidad que se hace pasar por mi? Lo cierto es que es más lógico pensar que si no soy yo entonces el que llamo yo no existe. Al menos no como ese "yo".

Pero volvamos a la vida de todos los días...¿A la mentira de todos los días? Al menos a la sensación de realidades...¿Cuáles, la que mienten en la sensación de democracia? ¿Las que te hacen soñar en el narcótico mundo de Hollywod?

La vida de siempre...tal vez. Quizá algunos se conformen con contagiar de veracidad sus vidas por el solo hecho de creer vivirlas. De envestir de verdad simulada una vida prefabricada en la inconciencia del ser.

Vivir una sensación es ya suficiente para objetar su verdad pero también es suficiente para palpar su existencia.

Sin duda no se trata de un vacío total, absoluto, no hay vacuidad plena, siempre está la presencia de algo, de cierta presencia inmaterial. Pero el vacío absoluto...¿Quién piensa hoy en eso? Nadie, unos pocos chiflados ¿Qué significa eso? Tal vez lo más cercano sea la idea de la nada o...una úlcera estomacal de un agujero negro, la parte de dentro de un churro sin relleno, o el trabajo que hace una bomba de vacío si lo hiciera perfecto, el hueco que queda donde hubo algo...no, es difícil, no hay manera.... o tal vez simplemente los griegos tenían razón: NADA HAY EN LA NADA.

Pero dale, no te preocupes por lo que digo, ya va a salir alguna función en cel que se encargue de eso...lo que no se puede dejar de hacer es estar actualizado. Si nunca se ha sabido para que vivimos...¿Porqué justo nosotros nos vamos a poner a tratar de resolver algo tan groso?

¿Y si yo no soy yo? Entonces ese no es ese y nosotros no somos nosotros...tan otros somos que de última que ellos se preocupen por este tema...¡Lo que faltaba es que tengamos que resolver el problema de otros!

Y la apatía general, decíamos...la apatía a hacer, a construir, a articular nuevas soluciones...o alguna solución...¿Es natural o conducida? ¿CONDUCIDA?

Ya sé que vas a preguntar eso...También es posible que entre tanto cumplir con horarios o escapar de ellos te hayas perdido el significado del término CONDUCTISMO y de su implentación sobre la población por medio de variados canales de alienación.

Desde hace milenios se conoce que el entorno condiciona al individuo y jamás puede decirse que esto no esté sucediendo siempre. Pero en los años pretéritos, es decir, en la antigüedad, era una dependencia incosnciente de la naturaleza sin flitros, la naturaleza cruda, dependíamos, por ejemplo, del clima. pero la ascensión de la influencia humana en la sociedad y en su entorno ha llevado a condicionar a grandes poblaciones a los intereses de un sector minoritario y aristócrata:

LOS grandes EMPRESARIOS y pequeños cerebros. El sistema, el espíritu humano, el hombre en sí, con raíces siempre incosncientes aunque con una inequívoca esencia perfecta, transita sin ser más ni menos que esa perfección. En el subproducto espaciotemporal que asoma de esa perfección, donde las mezquindades tienen consistencia y parecen ser...existimos.

Maravilloso juego con un significado de lo lúdico por encima de los serio, descubrir que la circunspección, la gravedad, la seriedad, el mundo de las prioridades humanas está recreado sobre la sensación de ser algo que no somos, porque las diferencias son simplemente reflejo de una lectura que no alcanza a leer...una miopía autointegrada en el ver y dislocada en la razón para no ver lo que es.

Nos cabe entonces armarnos como Boy Scaut, salir a la aventura de esta expedición espiritual, en la caza del bosón o en el viaje insospechado de la conciencia. Vivir, sí, pero sabiendo, que se puede saber todo aunque apenas se conozca nada, porque son estos dos aspectos divergentes de una convergencia esencial: El Ser y su unicidad en el AMOR.

Los niños van naturalmente bien rumbeados en esto de presentir que deben saber algunas cosas primero que otras: ¿Quién soy? ¿Para qué existe el mundo? ¿Dónde vamos después de morir?

Ahora cabe preguntarse también ¿Por qué no queremos saber? Se sigue respetando la prohibición de moder el fruto del árbol del conocimiento...un límite inventado por la ingenua idea de querer estacionar lo que fluye por naturaleza....lo que solo se aquieta en la no esencialidad de toda aparición fenomenológica.

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